jueves, 21 de enero de 2010

LA HECATOMBE DEL SEÑOR

Cuando todo empezó...
Levitaba entre la sensación de vieja gloria, tristeza en vez de tiempo.
lo importante de inculcar que el trabajo es la clase de todo había forjado mis sensaciones. En mi orgullo patrio descubrí la importancia de la circunstancia, mientras ellos en su edén establecido eran los que decidían, pero se escondían en todo.
Pasábamos de la rudeza y la actitud divertida del demonio de la Vicus, a la sutileza de la corte, a la muerte dulce, al sabor de la venganza lenta y sinuosa. El sabor pasado era nuestra condena.

Pero en todo ello puedo culpar a alguien que teniendo cero años lo estaba comprendiendo desde que lo escuchó, y seguía pensando que todo volvería a ser el estrellato que un día fue, porque se estaba estableciendo un orden absurdo y enloquecido, en el que resultaba complicado pensar.

Incluso algún agorero pensó que la tragedia sugería que el edén volvía a ninguna parte y que este destino no podía durar.
Esta redención no podía durar mientras las cosas estaban cambiando de verdad, y nunca volverían a ser de la misma forma.
Por supuesto esta presentación, lo de la redención, los sindicatos y todo lo demás, de momento no es mas que el movimiento de algunos y la pasividad de otros muchos.
La moral de todos se veía afectada, y aun así todos sentíamos la plenitud del sin hacer.
A decir verdad no es una forma espiritualmente eficaz para los tiempos que se avecinaban pero, ¿quién se daba cuenta?
Se avecinaban tiempos de puño de hierro, de Jesús envuelto, de la razón al servicio de lo trial, que hacían de la sed y la sutileza armas de cambio para aquella etapa atropellada.

Del siglo XII que eran épocas que avecinaban, se imponía el castigo del silencio ante la bravuconez de la amenaza, la sutileza maquiavélica ante la extensión directa...
Todo se convirtió en eregía, mientras las ordenes y las jerarquías cambiaban tan sibilinamente como una brisa de heno que te acaricia mientras carcome al borde de una playa mansa y envolvente.

En cambio hoy, todo es mucho mas evidente, sincero. Pero actuamos por detrás, tortuosamente, haciendo de la existencia el arte del engaño.

A.G.G.

miércoles, 13 de enero de 2010

Sensoris, una dama.

Dulce, no espesa, rugosa al tacto de mi lengua
retorcida, estirada, vertiginosa a mi mirada
saltarina, amagada, silenciosa en mis orejas
Lisa, indescifrable, pegajosa entre mis manos
fina, perlada, eterno perfume en mi cuello
pura, interminable, salvaje entre mis brazos.

A.G.G.

martes, 12 de enero de 2010

Ligero, plasmado y eterno.


Tan deprimente, y aun así tan escarbado
como el mar, que siempre pareció helado
fugaz de sol en sol, estrepitoso, y colmado
rocío dibujante, sentí evaporarse.

Puntiagudo, cuadrilátero, barniz sobre madera
piel sobre piel, brazo de carpintero
agria purpurina, tupida luz de sobremesa
negro sobre papel, estilográfica en tu piel.

A.G.G.