lunes, 12 de abril de 2010

Los miserables sobre el exito.


Una vez vi un hombre, en la calle, era un hombre mayor de los que ni siquiera escuchan, un hombre que advertía con la mirada y ahuyentaba con un paso firme y sincopado,pero
me adelanto a lo que probablemente quieran decir mis palabras.
No tenia una mirada limpia, tampoco su voz era nítida como debiera.
Resaltaba su bondad ante la impotencia desiderativa del maximo exponente. La piel colgaba, intentando separar lo banal de interior impoluto, encerado, y a merced de un
fatídico destino. El marketing barato ya no decía nada, el socabon e un boceto espantoso, servido en bandeja de plata, la esperanza de los años en una esfera inexistente.
Uno, quizá varios cientos de pelos encrespando la figura latente de un hippie revuelto venido abajo. Marcas que revelaban no la fotografía sino el negativo de manos que no
agarran, uñas que no crecen, arrugas que apenas envejecen. Tan solo arrebatan el derecho supremo, la sensacion mas alentadora, el orgasmo mas puro; El reloj sin agujas.

Una vez vi a un hombre al que no volveré a encontrarme, y junto a el, un cartel que decía:
- No hace frío, cuando duermes en la calle.

A.G.G.