jueves, 27 de agosto de 2009



Aquel lugar no tenia el suficiente nivel para ella. Hermosa, estilosa y por supuesto de un buen gusto exquisito, la trilogía sibaritista hacia honor a su presencia con un sutil manto de coraje que pocas veces exponía. Su pasión era aquella zona top jet en el centro de todo movimiento subfetichista y económico-dependiente. El amor le cegaba con facilidad mientras la conveniencia le hacia ver las cosas con impoluta claridad. Su entendedera de permanente acceso restringido, le impedía comprender como había podido acabar en aquel lugar ausente de toda sofisticación. Ella era así, no comprendía como una chica de su categoría podía estar enclavada en tan descuidado pueblucho rodeada de mentes retrogradas que parecían perseguirla. Quizás no se daba cuenta, pero estaba marcada de por vida por una infancia rodeada de alagos y desacertados consejos maternos; mama era su mejor amiga y mejor confidente, a la vez mayor influencia, incluso por encima de aquellas revistas que simulaba leer, que seguramente no comprendía, pero que instituían su vida. Mami se atrevía a hablarle mal, pero ella entendía que era lo mejor, al fin y a la postre la quería, y ella por encima de todo quería que su hijita llegara lo mas lejos posible, literalmente, encontrara un marido perfecto, como único requisito: infinita solvencia, al que poder tocar y hundir, eso si, durante el proceso de conquista, posterior vida feliz y desplumaje, madre e hijas siempre estarían juntas. La mujercita estaba decidida a hacer feliz a su madre, que menos, ella había sacrificado todo por dar una apariencia de prestigio a su familia: familia made in huerta, cuyo color favorito era el cutre y que veneraba la religión del mobiliario ortera.
Mama era especialista en camuflar perfectamente la tortilla de patata bajo una finísima capa de sucedáneo de caviar.
Papa dominaba las artes del lenguage creando palabras que ni siquiera existían para hacer notar sus destacados estudios en... Broston?
Ella tenia la extraña habilidad de convertir el tapete de la mesa camilla en un socorrido vestido que al llegar la noche seria mas valioso que cualquier trozo de tela jamás visto antes.
Entre los tres habían montado su propio Emporio Garulo y justo cuando parecía que iban a caer cogieron fuerza para por fin lograr su propósito.
Hoy esa chica esta casada con un importante empresario suizo y viven en una lujosa casita en Londres, un detalle lo de vivir todos juntos, papis incluidos. De momento padre, madre e hija, intentan fingir un inglés que jamas tuvieron, y un francés que por lo que parece nunca practicaron, pero para lo que al mundo se refiere, la humanidad sigue en movimiento y mientras tanto, todos los demás fingimos satisfacción...


A.G.G.

3 comentarios:

  1. Un escritor de primera..

    vero

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  2. Me gusta mucho Alejandro, deberías dedicarte a esto aunque no te conozco demasiado..
    Sigue así y expresa todo lo que tu tienes dentro.

    Alexandra

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